"La buena didáctica es aquella que deja que el pensamiento del otro no se interrumpa y que le permite, sin notarlo, ir tomando buena dirección"

martes, 8 de noviembre de 2011

Paradigma Interpretativo

Hoy voy a analizar el Paradigma Interpretativo, ya que después de haberlo leído alguna que otra vez creo haberlo entendido bien.

En primer lugar empezaré nombrando algunos de los nombres con los cuales también se conocen a este paradigma, como pueden ser “Práctico”, “Comunicativo”, “Cualitativo”, “Cultural”, “Humanista”, “Naturalista”, etc. Hay algunos más nombres que lo definen pero los que he expuesto son para mí los más significativos y los que más me reflejan el contenido de este paradigma.

Este paradigma empezó a aplicarse con una fuerte intensidad a partir de los años 60, aunque no obstante, este también sufrió una decaída pocos años después durante los cuales predominó la perspectiva cuantitativa, he hizo que la cualitativa quedara relegada a ella. Fue hacía los años 80 cuando en EE.UU, Inglaterra, y gran parte de Europa volvió a impulsarse la perspectiva cualitativa, y en los 90 cuando se extendió hasta América Latina.

No es de extrañar que el paradigma positivista esté presente en este de alguna forma. Hay una crítica, la cual establece que al haber estado vigente durante tanto tiempo el Positivismo ha hecho imposible que se comprenda de forma más compleja ya que este no separaba investigación y realidad. Por ello, Santos Guerra, afirma de forma convincente que el modelo naturalista es uno de los que mejor permiten la comprensión de fenómenos complejos, tales como los educativos. Esto afirma por tanto, que el modelo humanista es un buen modelo de enseñanza bajo el punto de vista de ciertos autores.

Hay ciertas premisas de las que no me puedo olvidar mencionar ya que resultan fundamentales a la hora de conocer este paradigma. La primera de ellas establece que el Positivismo generalmente suele ser más válido para las ciencias naturales que para la educación ya que la educación resulta en ocasiones incompatible cn él, sobre todo porque posee unas condiciones, elementos y fines que no lo hacen apropiado del todo. Otra premisa destacable sería el hecho de que en la Educación todo es metodológicamente relativo, de decir, que lo cuantitativo no resulta inválido del todo ya que aporta datos importantes, pero lo cualitativo se considera más válido y superior principalmente por su desinterés por la objetividad, la generalización de los resultados, la predicción, el control de variables,etc...

Además, hay que decir que el hecho de pretender controlar lo incontrolable es un error que todavía actualmente se sigue dando en la educación actual. Está claro que la realidad educativa no tiene el mismo significado para todos los sujetos, es decir, que cada persona la interpreta de una manera diferente. Es imposible que dos sujetos como serían un profesor y un alumno la viesen desde la misma perspectiva, ya que el profesor la ve desde el punto de enseñanza y el alumno de aprendizaje. Estos papeles no es que resulten del todo inamovibles, ya que un profesor también puede aprender de un alumno, y por supuesto, un alumno enseñar a un profesor. Esto resulta obvio, pero también creo que incluso dos sujetos con perspectivas más parecidas como pueden ser dos profesores tampoco conciben la educación igual, ya que cada uno tiene su propia metodología y tu modelo de enseñanza. El hecho de que se produzca una significación múltiple de conceptos entre sujetos diferentes saca a la luz una serie de variables como serían las idiosincrasias, creencias, prejuicios, aspiraciones, etc que influyen de manera distinta en cada sujeto.

Si hablamos de la educación enmarcada dentro de las aulas, he de decir que esta se produce cuando hay comunicación didáctica entre los sujetos lo que hace que haya un importante relativismo y flexibilidad educativa. Este relativismo es posible interpretarlo como una unidad entre teoría y práctica, las cuales se encuentran retroalimentadas, es decir, que una le aporta elementos a la otra.

Es necesario reflejar la idea de que el conocimiento pedagógico se construye a partir del contexto, describiendo de esta forma una espiral perfectiva que de lugar a una mejora de su acción educativa.
Esto lleva al hecho de que el investigador se sumerja dentro del sistema que va a investigar utilizando esquemas participantes o no-participantes. Este hecho implicaría un respeto por parte del investigador sobre el sistema indagado, ya que su cometido no es juzgarlo mejor o peor ni modificarlos, si no tratar de entenderlos e interpretarlos. Esta idea se resume en la frase “Se trabaja desde los sistemas, más que hacía ellos”.

Otro rasgo básico de este modelo es que refiriendonos a los “sesgos a priori”, el investigador va expresando sus cojeras, es decir, las cosas que no le encajan del todo, las cuales tiene indecisas y no posee una absoluta confianza y certeza sobre ellas. Esto lo hace pues con el objetivo de que sus interlocutores participen y expresen sus opiniones, aportando así reajustes en el caso de que sea necesario. Esta acción se ve en muchos caso en las aulas de las escuelas dónde los profesores se muestran en ocasión indecisos sobre algún asunto en concreto y muestra su indecisión a sus alumnos, los cuales en muchas ocasiones pueden ofrecerle soluciones válidas. No todo el mundo lo sabe todo, y en ocasiones de quién menos lo esperamos, aprendemos grandes cosas.

Esto hace que como consecuencia no se utilicen instrumentos que alteren la investigación, si no unicamente que sirvan para estudiarla y comprenderla. Algunos de estos serían: la observación, la entrevista formar o informal, la narración o diario, el cuaderno de campo, el análisis de los contenidos.

Es muy definitorio para este paradigma el hecho de que en él el diseño de investigación no se planea ni se hacen planes determinados de observación, como sería típico de los positivistas. En este modelo los planes van cambiando a medida que se va progresando y de acuerdo a las circunstancias que se van dando. Para definir estas técnicas, se utiliza el concepto de “variables en progreso” las cuales son las que van variando a lo largo de todo el proceso. De acuerdo con esto, el control de variables resulta contradictorio.

Es necesario dejar constancia que para desarrollar la práctica de la investigación cualitativa hay que desarrollar dos habilidades: Saber eschuchar activamente y ser capaz de vincularse con el sujeto, es decir, tener la habilidad de ponerse en su lugar. Esto parece fácil pero no todas las personas puedes desarrollarlo. Es muy importante el hecho de como se dicen las cosas más que la información por si misma. La segunda habilidad que habría que desarrollar sería la de que hay que considerar la investigación como un proceso de indagación, penetrando así en la mente humana para saber lo que piensa en relación con su reacción.

Este paradigma también posee una serie de debilidades:

La primera de ellas sería que hay determinados objetos de investigación que son más acordes con el positivismo debido a determinados aspectos. A esta le sigue el hecho de que este paradigma está limitado al contexto, así como su validez. Posee además una fiabilidad no pretendida y riesgo de subjetivismo deformador. Como última debilidad, y creo que la más dañina de todas, es que se considera que los principales éxitos de este paradigma se deben más a las incoherencias teóricas y la ineficacia del positivismo, que a sus propios méritos. Esto hace que de una forma o de otra, el humanismo siempre quede relacionado e incluso por debajo del positivismo.

De acuerdo con todo esto, he de decir que no solo existen debilidades respecto a este modelo, si no que también hay una serie de fortalezas y proyecciones. Estas serían en primer lugar la emancipación de la predominante relación de dependencia científica entre las aportaciones de los investigadores que no están en las escuelas y los profesores, la autonomía de la escuela, el cambio de rol docente de ejecutor a profesional práctico-reflexivo, la posibilidad de llevar a cabo un desarrollo reflexivo y una producción educativa (curricular) produciendose así un intenso trabajo planificador y evaluativo y, por último, el hecho de que cualquier agente externo a la docencia pueden adoptar un rol secundario.

En conclusión, este es un modelo más flexible que el positivista dónde se permite mucho mejor el cambio adaptado a las circunstancias y dónde la cultura juega un importante papel.  


1 comentario:

eloy5000@gmail.com